Nunca os habéis detenido a pensar mucho más allá de la idea de que a medida que crecemos lo que de pequeños era algo simple y sencillo parece que da una voltereta y se vuelve complejo. Y que justo al contrario lo que un adulto ve algo sencillo para aquel niño o niña es todo un problema, cuanto debemos aprender en ocasiones de estos chiquitajos.
Parece que desde que somos esos chicos y chicas que juegan y
se divierten el resto de los “adultos” se empeñan en que ese disfrute vaya
menguando y que las complicaciones, obligaciones, compromisos y problemas vayan
siendo cosas en el que la seriedad, el malestar, el agobio y el estrés tengan
que estar constantemente presente en nuestras vidas. Con ello no digo ni mucho menos que no
tengamos que estar al frente de todo lo que ser “adulto “conlleva, pero sí de
la manera a la que nos enfrentamos a estos asuntos cotidianos de la vida, y por
favor no me veáis como una cínica, en todo momento hablo de problemas
superficiales con los que convivimos diariamente y somos nosotros mismo los que
le damos el protagonismo para que lleven nuestro rostro a un estado apático,
sin alegría y sin ilusión.
Solo hay 3 o 4 problemas en esta vida ( y no sé si me pase
al contar) que de verdad pueden hacernos caer en un estado de malestar durante
una temporada y sentirnos más cabizbajos que de costumbre ( muerte, enfermedad grave, falta de medios para poder sobrevivir…
en ocasiones el amor)
¿¿Pero... qué motivos pueden hacerme desperdiciar esta vida que no tiene
fecha de caducidad??
Esa pregunta es vital en mi día a día, cada vez que algo
corrompe el karma y se mete como una idea intrusa en mi cabeza, cuerpo y alma, automáticamente
me planteo varias preguntas :
¿ me reiré en un futuro de ello ?, ¿si otra
persona estuviera en mi situación lo vería tan grave?
Y sobre todo la cuestión clave: ¿tiene solución? Si la tiene
ponérsela lo antes posible, es decir ¡YA ¡ cuánto mayor sea el tiempo en el que
convivamos con problemas sin solucionar, mas nos ira afectando, y si no tiene solución , tal como
vino ese problema le digo adiós y lo dejo externo a mí .
Ahora es el momento en el que pensareis… Cucha esta ¿Qué fácil
se cree que es? Y me vuelvo a reiterar, estamos programados, Nos programan
desde pequeños todos y todo nuestro mundo externo a hacer de lo pequeño e insignificante
algo grande y preocupante, La tarea no es para nada fácil. Pero al igual que
nos arreglamos todos los días el cabello para que quede lo mejor y más
bello posible, así debemos arreglarnos el
corazón, el alma y la mente. Con
sesiones diarias peinándonos de coherencia ,amabilidad y dulzura, con un champú que
transmita sonrisas, vitalidad e ilusiones, echarnos suavizante sobre todo aquello que
despierta nuestro lado negativo y pesimista , mantener una mascarilla durante unos minutos
de paz total para meditar y oírnos a nosotros mismos ,Y después de todo, aclararnos el corazón , dejándolo
limpito donde todo el mundo quiera olerlo ,reluciente que la gente admire y oliendo a vida fresca .
Nadie dijo que fuera fácil…
pero sí que merece la pena J
Lo mejor es ser un
niño grande
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